Verano. Dios, hasta suena bien con simplemente pronunciar la palabra. A quién no le gusta la playa, sentir el calor por tu cuerpo y de repente meterte en el agua fresquita. Dar unos largos paseos de punta a punta con un helado en las manos y hablando con tus amigas de verano. Llegar  a casa a comer cerca de las cuatro y el regaño de tus padres porque te han estado esperando. Pasar una tarde entera en la piscina jugando a las cartas, entre risas, y pipas. Salir por la noche arreglados a una fiesta, a bajar por la noche a la playa, o simplemente a pasar el rato por la urbanización pasándotelo bien. A quien no le gusta tener un amor de verano, o un poco más que de verano. O no tener horarios, sí, sin duda es lo mejor, no tener horarios, vives despreocupada, sin reloj, sin tonterías de llegadas, con una sonrisa en la cara que por más que quieras no se puede ir porque es verano… Esa canción que todo el mundo tararea, y es que es el tema, o las canciones que todos cantamos a la  vez y cuando acabamos no paramos de reir. Las historias que cuentas y te cuentan de su vida normal; madrileños, sevillanos, murcianos, valencianos, ingleses… invaden las zonas de calor. Es mi época favorita del año. Es la mejor sin duda, me encanta, no sé qué haría sin ella. Es tontería, me paso nueve meses del año pensando en verano,
¿cómo no me va a gustar?